Apego y dependencia emocional
Qué es la dependencia emocional en la pareja o vínculos sexoafectivos, de donde proviene y cómo superarla.
Lic. Cristian D. Olivé
8/7/20253 min read


¿Qué es la dependencia emocional?
La dependencia emocional puede entenderse como un conjunto de emociones, sensaciones y creencias que generan comportamientos de control sobre otra persona o sobre uno mismo para satisfacer las demandas de alguien más. Aunque se puede manifestar en diversos ámbitos y vínculos, aquí exploraremos específicamente su expresión en las relaciones de pareja o sexoafectivas.
Este tipo de dependencia presenta una amplia gama de comportamientos, con un denominador común: la atención excesiva sobre lo que hace, piensa, dice o demanda la pareja. Entre estos comportamientos están revisar el celular del otro, monitorear sus interacciones en redes sociales, cuestionar continuamente sus actividades diarias, exigir explicaciones sobre salidas, amistades o actividades nocturnas, e incluso imponer horarios o lugares donde puede o no ir la pareja. Además, algunas personas pueden intentar controlar el pasado del ser querido para evaluar riesgos o anticiparse a posibles engaños.
Asimismo, la dependencia emocional puede reflejarse en la constante demanda de atención y disponibilidad, como respuestas rápidas a mensajes, la presencia permanente de la pareja, o la auto-restricción en conductas propias para complacer al otro, como evitar salir con amistades o privarse de actividades que generan conflicto. Tanto la persona que controla como aquella que se deja controlar comparten, en última instancia, un mismo miedo fundamental: el temor al abandono, a perder al ser amado o a ser sustituido por otra persona.
Junto al miedo puede coexistir la culpa, especialmente cuando se limita la libre expresión personal por temor a causar sufrimiento al otro. Este sentimiento también puede manifestarse en una dinámica en la cual una de las partes asume un rol protector o asistencial exagerado, como si cuidara de un niño dependiente.
Los intentos de control buscan evitar sensaciones y emociones desagradables como angustia, tristeza o dolor. Al controlar o ceder a las demandas del otro, se cree evitar estas emociones incómodas, aunque en realidad solo se logra postergar o agravar el problema.
¿De dónde provienen estas emociones displacenteras que tanto se intentan evitar?
La raíz profunda de estas emociones está en lo que Freud y Otto Rank denominaron el trauma de nacimiento. Este trauma es la experiencia primaria en la que el bebé deja la seguridad y calidez del vientre materno para ingresar en un mundo frío y lleno de sensaciones nuevas, semejante a una muerte simbólica del estado anterior. Al nacer, idealmente, el bebé vuelve junto a la madre, quien recrea parcialmente ese ambiente protector original mediante cariño, cuidado y seguridad.
En la vida adulta, especialmente en relaciones afectivas profundas, la posibilidad de que la persona amada se aleje reactiva estas memorias traumáticas (a menudo inconscientes) y despierta emociones intensas como señal de alarma ante una posible "amenaza" similar. Esta reacción tiene sentido considerando que durante los primeros años de vida dependemos completamente de los demás para sobrevivir tanto física como emocionalmente. Así, controlar al ser querido o auto-limitarse para evitar que se vaya busca inconscientemente evitar la reactivación de aquel peligro primitivo: el abandono y la soledad.
¿Cómo superar esta dependencia emocional o apego excesivo?
El primer paso fundamental para superar la dependencia emocional es comprender profundamente el origen de esas emociones y sensaciones, permitiéndonos experimentarlas en lugar de evitarlas. Evitar estas emociones envía al inconsciente el mensaje de que la amenaza es real, reforzando aún más la dependencia. En cambio, al permitirnos sentir plenamente esas emociones y observarlas sin reaccionar impulsivamente, probamos que el peligro es ilusorio.
Aceptar conscientemente estas emociones demuestra que, aunque la pareja decida irse o cambiar su comportamiento, no existe una amenaza real a nuestra supervivencia. Lo que antes interpretábamos como abandono no es tal para una persona adulta emocionalmente autónoma.
Cada vez que experimentamos estas sensaciones con plena conciencia y sin intentar controlarlas, disminuimos su intensidad hasta liberarnos finalmente de su influjo. Para transitar este proceso de manera más llevadera, es válido apoyarse en redes de contención como amigos, grupos de apoyo o terapia profesional. Otras herramientas útiles incluyen expresiones artísticas genuinas, escritura terapéutica (journaling), meditación y cualquier actividad creativa que permita procesar estas emociones sin evitarlas.
En definitiva, enfrentar estas experiencias con atención consciente en lugar de huir de ellas es la clave para liberarnos del apego excesivo y alcanzar relaciones sanas, libres y auténticas.