La Necesidad de que Me Respondan un Mensaje: Comprendiendo el Trasfondo Emocional

¿Por qué anhelamos tanto una respuesta rápida a nuestros mensajes? Este artículo explora cómo nuestras necesidades de reconocimiento y el ego subyacen en la urgencia por ser contestados, y cómo cultivar la paciencia y el amor propio puede transformar nuestras relaciones y bienestar emocional.

Lic. Cristian Daniel Olivé

5/8/20243 min read

En la era digital, es común que nuestra comunicación se base en mensajes de texto a través de plataformas como WhatsApp, Telegram, Messenger, entre otras. Enviar un mensaje y esperar una respuesta inmediata se ha convertido en una norma, casi en una expectativa básica. Pero ¿qué sucede cuando llega mucho después de lo esperado? O peor aún, cuando esa respuesta no llega. Este fenómeno, aparentemente trivial, puede desencadenar una serie de emociones negativas, desde la frustración hasta la angustia. Este artículo busca explorar las raíces de esta necesidad de ser respondidos rápidamente, y cómo esta urgencia puede estar vinculada con aspectos más profundos de nuestra psique, particularmente con el ego y la necesidad de reconocimiento.

El Mensaje como un Vehículo de Reconocimiento y Amor

Cuando enviamos un mensaje, especialmente a alguien cercano, no solo estamos transmitiendo información. En muchos casos, detrás de ese acto hay un deseo implícito de ser reconocidos, de sentir que importamos lo suficiente como para merecer una respuesta rápida. Este deseo puede estar camuflado como una búsqueda de amor o afecto, pero en el fondo, es el ego quien está en juego.

El ego, esa parte de nosotros que anhela ser visto y validado por los demás, se siente incompleto cuando no recibe la atención que espera. Al enviar un mensaje, es como si estuviéramos diciendo: “Aquí estoy, reconóceme, respóndeme”. Pero cuando esa respuesta no llega, o tarda demasiado, el ego puede interpretarlo como un rechazo, alimentando la idea de que no somos lo suficientemente importantes o queridos.

El Pedido del Ego vs. el Verdadero Amor

Es crucial diferenciar entre un pedido de amor genuino y uno impulsado por el ego. Cuando el amor es solicitado desde una posición de carencia, lo que realmente se está pidiendo es un llenado de un vacío interno que, paradójicamente, nunca podrá ser llenado desde fuera. Este tipo de demanda está destinada al fracaso porque se basa en la premisa errónea de que nuestra valía depende de cómo los demás nos perciben o nos responden.

Por otro lado, el verdadero amor no necesita ser solicitado; simplemente se da y se recibe sin expectativas. No se trata de “probar” el afecto de alguien enviándole mensajes y esperando que ese alguien responda para confirmar que nos ama. El amor real es libre y no está atado a demandas o condiciones.

La Profecía Autocumplida y el Cansancio del Otro

Aquí es donde entra en juego la profecía autocumplida. Cuando actuamos desde el miedo a no ser amados, es probable que nuestras acciones, como la insistencia en recibir una respuesta inmediata, generen justamente aquello que tememos. La otra persona puede sentirse presionada, agobiada por la constante necesidad de atención, y eventualmente, optar por distanciarse. De esta manera, el ciclo se completa: el miedo inicial de no ser amados provoca comportamientos que, a su vez, hacen que ese miedo se materialice.

La próxima vez que te encuentres esperando ansiosamente la respuesta a un mensaje, vale la pena detenerse y reflexionar: ¿Por qué necesito tanto que me respondan ahora? ¿Qué emoción está realmente en juego? Muchas veces, la impaciencia o la frustración que sentimos no tiene tanto que ver con la otra persona, sino con nosotros mismos y nuestras propias inseguridades.

Si te sientes identificado con esta situación, te invito a practicar la paciencia y a recordar que tu valor no depende de cuán rápido o si alguien te responde. Trata de conectar con el amor que ya reside en ti, ese que no necesita ser validado por otros. Al hacerlo, liberarás a los demás de la carga de tener que demostrarte algo y te liberarás a ti mismo de la angustia de depender de una respuesta externa para sentirte bien.

Este cambio de perspectiva no solo te ayudará a sentirte más en paz, sino que también puede mejorar tus relaciones, haciendo que estas sean más libres, genuinas y menos cargadas de expectativas insatisfechas.